Los unos y los otros históricamente han sido el complemento del productor agropecuario. Antiguamente, en facultades de La Plata principalmente, llegó a existir una suerte de rivalidad que aún -según el folclore popular - persiste hasta nuestros días, pero que en la práctica laboral diaria, no tiene demasiado choque debido a que la capacidad de trabajar en equipo ha demostrado con creces, las mejores posibilidades que surgen de dicho complemento.
A esta altura, usted sabrá que me refiero a dos profesiones que se han potenciado de tal manera, que hoy son los verdaderos responsables de un país que se ha especializado y que ha mostrado al mundo lo mejor en tecnología en producción, de la mano claro, de productores que siempre han apuntado a la innovación.
Argentina es hace años, el país que lidera la siembra directa en el mundo, con aplicación de todo un paquete tecnológico, siendo la envidia de cualquier farmer o productor del planeta. Sus Ingenieros, son los mismos tipos que van desde la biotecnología más compleja, hasta la capacidad de bajar en el medio del potrero con una pala de punta y testear un suelo o diagnosticar una enfermedad o maleza sin más tecnología a cuestas que sus propios conocimientos.
En materia ganadera, nuestra hacienda es líder en genética, aquí se han desarrollado los primeros clones en el mundo, todo lo inventable en tecnología bovina parte desde este sur del hemisferio. Y claro, la otra cara, Médicos capaces de transferir embriones o enlazar, manear y resolver cualquier situación a campo, con sus manos como única tecnología disponible a la hora de una urgencia.
Médicos Veterinarios e Ingenieros Agrónomos, son el líder y el stopper de este campeón mundial en producción, son la delantera ideal de un verdadero dream team en tecnología agropecuaria. De las mentes y de las manos de estas dos profesiones, han surgido los mayores avances que el mundo tiene para sus campos.
Verduleros y carniceros, ganaderos y agricultores, ingenieros y veterinarios. Dos profesiones que resumen como nadie, la capacidad y la innovación del campo en la Argentina. En 1883 el Instituto de Santa Catalina dio sus primeras clases. Hoy, 130 años después, los resultados están a la vista de un mundo, que mira siempre con asombro al campo Argentino.
Carlos Bodanza
Mañanas de Campo