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Tras el año perfecto, el trigo va por más
31.05.2018 | 06:17

Por Enrique Erize de Novitas

Es un año interesante, pero no tanto como lo fue el año pasado que fue único e irrepetible. En el 2017 nuestros principales competidores en el mercado mundial tuvieron un año malo y Brasil, nuestro principal cliente, tuvo un año pésimo, lo cual generó un mercado muy atractivo y se vendió mucho trigo.

El 70% del trigo se vendió entre 160 y 170 dólares, y hoy el trigo vale 240 dólares. Con esto no quiero decir que se vendió mal, pero sí se podría haber vendido mucho mejor.

La pregunta que surge es ¿por qué sucedió eso? Lo que sucedió fue que el productor se apuró encandilado por precios atractivos, acostumbrado a años de intervencionismo, roes y retenciones.

El diagnóstico es fundamental. El año pasado me cansé de decirles a mis clientes que no se apuren porque vendría algo mejor y me costó frenarlos, pero a los que logré convencer de que no vendieran, hoy están enloquecidos.

En este año que viene Argentina no es líder en el mercado mundial de trigo, somos el quinto, sexto o séptimo exportador. Este año los titulares no estuvieron, y cuando eso sucede, salimos los que estamos en el banco.

Este año vuelven los titulares; Estados Unidos tiene una cosecha que puede estar afectada, pero vuelven Australia, la Unión Europea, Ucrania y Rusia, que siguen creciendo. Además, Brasil tiene un buen año, entonces ya no es el mismo partido.

Cada año es un partido diferente, no vender en 200 dólares es un error. Ahora, la consigna no es vendo o no vendo, la consigna es cubro o no cubro.

El diagnóstico del mercado de trigo para el año que viene es bueno. Además, si bien del lado de la oferta aparecen amenazas como Rusia, Ucrania que están mejorando su productividad, hay que mirar hacia el sudoeste asiático porque el principal importador mundial de trigo hoy es Indonesia.

Entonces, si Indonesia, Malasia, Tailandia y China quieren comer pan, acá se arma una fiesta tremenda porque son la mitad de la población mundial. Hasta ahora no tienen como hábito el consumo de pan, pero están comenzando a cambiar su dieta y hábitos de consumo, algo que para nosotros es fantástico.

O sea, da para ser optimistas con los cereales en general. El mundo necesita cada vez más alimentos y Argentina es un país privilegiado. Saber aprovechar esto con inteligencia es el gran desafío. 

El productor está preparado técnicamente para estas nuevas alternativas que se pueden dar, pero la realidad marca que el productor tranqueras afuera sigue teniendo una materia pendiente y eso es culpa nuestra.

Tenemos que enseñarle al productor a utilizar los mercados a futuro y la tarea del Gobierno de turno es ver como hace para que esa herramienta que es tan útil sea más cómoda.

Ese es el punto, ¿cómo hacemos para que los productores argentinos puedan utilizar las herramientas que brinda el mercado para mejorar su forma de comercialización?

El libre mercado no existe en ninguna parte del mundo, entonces me parece que hacen falta políticas activas y el Estado tiene la obligación de marcar la cancha.

Para Mañanas de Campo