Llegó la última columna ganadera de este año. Este 2024 tuvo de todo, mercado estable, volátil, sequías y lluvias, estancamientos y valores, nada se quedó afuera a la hora de entender porque a veces un ganadero, nunca logra en muchos casos “hacer pie” a la hora de las previsiones y de esa famosa, programación forrajera, de insumos, de costos, cuando todo está “patas para arriba”, no siempre el “Excel” es el que trae las soluciones y realmente este año –en muchas zonas fue el segundo año climáticamente complejo- no siempre hubo lugar para los números que el teclado mostraba y no fueron pocos los que tuvieron que navegar sin cartas ni brújula, a veces con intuiciones, con mucha pasión y con esa ceguera propia del que cree ciegamente en lo que hace.
Claro, aquí muchas veces analizamos los números del mercado, si el consumo en Cañuelas fue estable – fueron no menos de 6 meses de precios estancados, casi 9 meses de precios por debajo de la inflación-y apenas 3 de recuperación, que por suerte fueron sobre el final y esa imagen tal vez, es la que muchas veces nos lleva a seguir creyendo de que el cambio verdaderamente profundo en ganadería, está por llegar.
Dijimos clima, vaya si fue complejo, sobre todos para los que arrastraban un 2023 casi parecido, con muchísima vaca que en el 24, tuvo que irse, por temor a no pasar el invierno, cuando las vacías no se perdonaban, cuando las viejas marcharon, cuando muchas preñadas se vendían mejor al kilo que como vientres, pero todo, absolutamente todo lo pudo absorber China y fue el único aliciente, para pérdidas de capitales que el Estado jamás se hace cargo, aquí lo que se vende es “supuesta ganancia” y si hay perdidas, es una cuestión del privado, por eso lo complejo será reconstruir un stock que para muchos, será caro, después de haber vendido, relativamente barato.
Dijimos clima, y se adelantaron muchos destetes, que provocaron un mercado de invernada irregular, con algunas “oleadas” de ventas que no siempre dejaron bien parado el mercado, pero que al final, mostró una invernada “desencajada” de la relación de reposición frente al gordo, cuando muchas veces el ternero es más una moneda de inversión o de aseguramiento, que un número que debe cerrar en la comparativa, de allí a que los feedlots seguramente, cerraron un año complejo en pérdidas y ganancias, solo atenuada por un valor del grano, bastante favorable.
La política esta vez jugó a favor, con la quita de retenciones a una vaca que aquí no se consumía, a la vez con un mercado que fue libre, que no tuvo ni llamados ni amenazas ante los cambios, con mucha participación en ferias internacionales, pensando en la exportación, en nuevos negocios, en mejores mercados, y hasta inclusive, jugando fuerte a la hora de mostrar que la trazabilidad y la identificación son cuestiones de país, no solo tranqueras adentro.
Quedará resolver el rol de Senasa en la sanidad animal, para dar verdadera confianza en todos sus sistemas, algo que el mundo siempre reconoció y que hoy, entre las miserias de los propios laboratorios, sumado a una aftosa rehén de cuestiones no sanitarias con entidades y otras yerbas, terminan enrareciendo lo que está más que claro: el status sanitario es la capacidad de un país en dar respuestas, en mostrar un trabajo serio, en sostener fronteras y no vacunar eternamente porque no somos capaces de dar respuestas sólidas ante cualquier duda.
Queda a la vez, entender que el consumo es y será el actual y en caída, hay otras culturas del consumo, hay que apuntar a varios mostradores donde no todo siga valiendo lo mismo, hay que premiar la calidad de una media res, donde los frigoríficos, no miren para un costado.
Hay mucho por hacer, pero sobre todo, mucho por sincerar, dejar atrás viejos mitos y costumbres, hay un mundo esperando un 2025 bien ganadero, pero de los que hacen ganadería, no de los que solo cuentan patas en un corral.
Bienvenidos, hay un año de grandes desafíos, pero solo para aquellos que estén dispuestos a dar el salto de calidad, desde el parto hasta el plato. Feliz cierre y mejor comienzo, la ganadería más que nunca está para ganar, en definitiva, de ahí parece nacer la palabra y habrá que hacerle honores. Feliz año para todos.
Carlos Bodanza para Radio Perfil y Campo Total
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