En la 7ª Jornada de Cebada en Orense, el analista Agustín Baque trazó un panorama global y local donde abunda la producción, se ajusta el consumo y el mercado se vuelve cada vez más competitivo.
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En un año donde el productor llega a la cosecha con más preguntas que certezas, Agustín Baque no dudó en calificar al mercado de la cebada como “particular” y, sobre todo, “desafiante”. La campaña se desarrolla en un contexto de producción global muy cómoda, con muy buenos rendimientos tanto en el hemisferio norte como en el sur. “Hubo muy buena producción en el norte y se espera una muy buena cosecha en Argentina y Australia”, explicó.
El gran interrogante, como cada año, será la calidad y la proporción final entre cebada cervecera y forrajera. Pero esta vez el telón de fondo se impone: abundante oferta mundial, demanda inelástica y mercados externos muy competitivos. “El desafío va a ser esa competencia por encontrar mercado”, señaló Baque, quien remarcó que la situación se potencia porque la producción de maíz —un reemplazo habitual— también viene muy holgada.
Sin embargo, algo sostiene los precios: la actitud de los productores. “A nivel global, el productor no está teniendo margen y no está vendiendo. Está reteniendo al mejor estilo argentino, y eso hace que los precios hayan encontrado un piso”, describió.
Cambios en el consumo cervecero
La cebada cervecera enfrenta un año más complejo de lo habitual. Según Baque, el consumo de cerveza cayó “casi un 2%” respecto del año pasado, afectando directamente a las grandes malterías. “Fue un año muy difícil para las principales empresas cerveceras como Ambev, Heineken y Carlsberg”, detalló.
El analista atribuye parte de esta merma a un cambio de hábitos a nivel global: crecen con fuerza las cervezas sin alcohol mientras disminuye el consumo de bebidas alcohólicas en las generaciones más jóvenes. “Eso impacta en el consumo de malta y, por ende, en la cebada cervecera”, resumió.
En paralelo, la calidad del hemisferio norte fue buena, igual que la perspectiva en Argentina y Australia, lo que recorta las diferencias de precios entre usos. “En Europa hoy la prima entre cervecera y forrajera es solo de 10 euros. Acá aún tenemos 20 o 25 dólares, pero va a ser un año muy desafiante”, afirmó.
Contratos más cortos y un mercado que se define en cosecha
Las malterías ajustaron su estrategia. “Tanto Ambev como Boormalt tendieron a reducir su programa viendo que el consumo iba a bajar”, sostuvo Baque. El productor, por su parte, también está entrando a la campaña con cautela. “Se está vendiendo poco esperando a ver cómo sale la calidad. Es un año de rindes altos y probablemente algo más de proteína.”
La helada reciente agrega incertidumbre, al igual que el apuro por sembrar soja de segunda en un calendario ya atrasado. “Si el spread no es muy grande, la lógica indicaría que muchos terminen dándole prioridad a la cebada forrajera”, anticipó.
La forrajera encuentra soporte externo
Aunque en Argentina el consumo de cebada como forraje es pequeño, el mercado internacional podría jugar a favor. Arabia Saudita —principal comprador mundial— llega a esta campaña con stocks bajos y mantiene preferencia por la cebada argentina. “Eso le pone un piso también a la cervecera”, explicó Baque.
A nivel mundial, la ganadería está atravesando un ciclo positivo, con buenos precios de la carne y márgenes sólidos, lo que impulsa el uso de forrajes. “La ganadería hoy es un punto muy fuerte a nivel global”, afirmó.
Precios y perspectivas: dónde podría tocar piso el mercado
Con solo un 30% de la producción vendida con precio —de una oferta estimada entre 5 y 5,2 millones de toneladas—, Baque cree que habrá presión de cosecha pero sin un derrumbe. “El productor está en una situación mucho más sólida después del programa de retenciones cero. No va a salir desesperado a vender”, sostuvo.
Hoy la cebada forrajera ronda los USD 185, y la cervecera los USD 205. Para la cosecha, Baque estima una baja de 5 a 10 dólares, salvo que ocurra algún evento disruptivo. “A partir de ahí deberíamos encontrar un piso. Siempre digo lo mismo: es muy difícil ponerse en contra del productor. Si pierde plata, va a tratar de retener”, aseguró.
Hacia adelante, el mercado volverá a mirar al hemisferio norte: “De marzo a abril el clima allá va a jugar un rol clave para ver hacia dónde se acomoda la oferta global”.
Aun en un año de abundancia, Baque no imagina precios desplomándose. “Con este volumen global los precios deberían tender a caer, pero me parece que vamos a encontrar un piso rápido.”
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