Veníamos de días movidos. La semana pasada, el mercado tenía que rendir un examen clave: medir si los aumentos que se acumularon en la hacienda en pie —tres o cuatro semanas consecutivas de subas— iban a ser finalmente validados por el consumidor. El famoso “Extra Large” del mostrador era la prueba de fuego.
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Y la verdad es que el examen se aprobó. No con honores, pero se aprobó. El consumo se sostuvo. Lo dijo días atrás el gringo Schiaretti: seguimos rondando los 49 kilos por habitante por año, prácticamente la misma media que la Argentina mantiene hace una década. Con bolsillos flacos, inflación poca pero suma y mil condicionantes macro, el consumo interno volvió a mostrar algo que ya es casi estructural: cuando la carne sube, la gente ajusta otras cosas, pero no deja de comprar.
Ese sostén permitió que, aun con una oferta importante —24.439 cabezas ingresaron esta semana en Cañuelas— los precios no aflojaran. El consumo liviano se mantuvo en valores altos, con techos que tocaron los $4.600–$4.700, especialmente empujados por un remate especial de “Los Verdes”, que presentó hacienda de una calidad muy destacada.
La vaca también siguió firme, cada vez más protagonista del mostrador. Los lotes buenos se pagaron por encima de los $3.000, y el toro acompañó la tendencia, entre $2.900 y $3.000. La demanda sigue, y se nota.
La invernada volvió a romper techos… y reapareció algo clave
El dato fuerte de la semana vino por el lado de la invernada. En “ese” remate especial se volvieron a romper los techos: terneros de 140 kilos llegaron a los $8.000. Sin embargo, la noticia no es solo el precio, sino la reaparición del plazo, algo que había desaparecido del mercado.
Ese lote “top” de terneros se vendió con 150 días, algo impensado meses atrás. Y en los remates habituales empiezan a verse muchos lotes por encima de $6.000 con 30 y 60 días, que vuelven a funcionar como plazos “normales”. El financiamiento empieza a insinuarse, aunque tímidamente.
Vientres: mejores precios y la importancia del plazo
En los vientres también se notó un reacomodamiento. Estuvimos en un remate especial de vientres, los criadores dieron más plazo —hasta 120 días, con un lote que llegó a 180—, y eso permitió que los valores se movieran un poco mejor.
Hay que entender la lógica de la categoría: quien compra una vaca o vaquillona preñada está invirtiendo hoy para recuperar recién dentro de varios meses, cuando nazca el ternero y crezca lo suficiente para venderlo. Distinto es el caso de la vaca con cría al pie, que sigue siendo la categoría mejor pagada por una razón evidente: permite una devolución rápida. La vaca gorda hoy se planta cómodamente entre $1.200.000 y $1.500.000, y en algunos casos se pagaron $2 millones, se desteta y la vaca se vende. El ternero al pie también se recupera enseguida con unos kilos más.
El gran pendiente: bancos, tarjetas y financiamiento
Esta semana dejó una señal clara: los precios se sostienen, el consumo acompaña y el mercado muestra firmeza en todas las categorías. Pero si la Argentina quiere realmente recuperar el stock ganadero, hay una pieza que todavía falta en el rompecabezas: el financiamiento.
Sin bancos, sin tarjetas rurales y sin plazos razonables, el criador difícilmente pueda reconvertirse o retener vientres. Y si no hay vientres, no hay fábrica. Así de simple.
El mercado dio señales positivas. Ahora falta que el sistema financiero haga su parte.
Carlos Bodanza para Radio Nacional – Campo Total Web
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