Se fue una semana más en el mercado ganadero y las cosas si bien en superficie parecen calcadas a semanas anteriores, en lo bajo, en los rumores, en los comentarios, nada parece estar bien, hay aguas turbulentas en valores, en las compras y en esto donde nunca queda claro, quien es quien a la hora de los negocios, o tal vez sí el problema es que lo que siempre no fue claro, cuando las cosas se complican, terminan de ponerse turbias.
El número frío dirá que fueron 21.281 animales los ingresados en Cañuelas, con los valores siempre parecidos, con un consumo que no puede superar un techo impuesto, tal vez por los mostradores seguramente, pero que sin dudas en un contexto de inflación y en meses de repetir sus máximos, le vuelven a poner una contención peligrosa a un mercado que tarde o temprano como todo freno, cuando se rompa, no será de la mejor manera.
Y en donde quisiera detenerme, es en lo que está ocurriendo con la vaca. Hace ya un par de semanas, que los frigoríficos intentan por todos los medios, “detener” los valores actuales, con quebrantos a la vista según rumores y comentarios y donde se amenaza con retirarse de la compra, si no ocurre esa baja en por lo menos 200-300$ que se exige para que supuestamente den los números. Conclusión? No hay forma de bajar una categoría que redujo firmemente su oferta al mercado y que con las lluvias que se vienen sucediendo, seguirá achicándose. Los embarques prometidos, hay que completarlos y aquí aparece la “amenaza” de quebrantos o de cierres que siempre se escuchan de parte de operadores. Que hay de cierto? Desconozco pero lo que se es lo que vi: durante los últimos 5-6 meses, llegaron a pagar 500-600-700 y 900$ el mejor de los casos, la vaca que hoy pretenden bajar imperiosamente. Cuál es el equilibrio? En aquel entonces, sin dudas ganaron mucha plata, pero si hoy pierden, cierran o quiebran. No es demasiado? Tan sensible es el número, porque a 500$ seguramente sobraba mucho y a 1400$ quiebran. Tal vez, si en aquel entonces hubieran compartido las obscenas ganancias, no se habría liquidado lo que se liquido y hoy tal vez, no habría tanta retención. Equilibrio de un sector que nunca queda claro cuales son sus números y lo cierto es que junto con algunos sectores de la industria del engorde, terminan repitiendo una y otra vez la historia: dejan de pagar y la cadena, se cae. Sin embargo, son pocos los criadores que no honran sus deudas, sutiles diferencias, de dignidad y honradez.
Hecha la catarsis y me hago cargo de lo que digo, la invernada sigue la misma rueda que la vaca: se achica el número a venta y se afirman valores, en terneros ya todo orillando el promedio de los 2600$ y la ternera en 2300 y hasta 2400$ para cría. Un verdadero veranito viven las ventas de reproductores machos, con toros que suben en sus promedios y solo el vientre mantiene sus altibajos, donde lo muy bueno y en mejores zonas ahora si logra un vuelo de justicia con valores cercanos a 2 millones de pesos, mientras que el resto de los vientres sin genética, sin plazo y zonas sin campo, difícilmente sobrepasan el 1.2 millones de pesos.
Ojalá alguna vez se terminen estas historias de la ganadería argentina, donde parece que solo una parte de la cadena, vive de la oferta y de la demanda, mientras que otra, vive solo de sus propios intereses. La claridad para ser cadena, debe ser completa, desde el corral hasta el barco, pasando por lo que cobra cada frigorífico, en blanco y de los otros. Por ahora, seguimos siempre girando en la misma rueda.
Carlos Bodanza para Radio Perfil y Campo Total web
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