Con el orgullo de haber vuelto a participar a fines de mayo en Expo Angus de Otoño con dos toros, entre ellos un colorado totalmente “hecho” en la cabaña, Don Nicolás empezó a transitar un año en el que tiene por delante el desafío de seguir consolidándose como generadora de una genética adaptada a la región y también de decir presente en las exposiciones zonales para mostrar su producción.
“Como siempre, participamos para mostrar lo que hacemos y también ver dónde estamos parados. Siempre tratamos de ir buscando lo que a uno más le llena, que no es tan fácil tampoco, más en genética. Pero siempre tratando de trabajar sobre eso y mejorar”, comentó Nicolás Colantonio.
En lo que es materia de exposiciones, el cabañero explicó que “la idea es participar de la Nacional de Angus de Primavera en Cañuelas y hacer el circuito bonaerense: Coronel Dorrego, Bahía Blanca, Saavedra y si podemos, también Coronel Pringles”.
Un guiño del clima
Ubicada en Paraje Centro Urquiza, entre Dorrego y Frapal, este año la cabaña vive un año atípico por las condiciones climáticas que han tocado desde mediados de febrero. “Veníamos de años muy complicados, y este la verdad que vino muy dulce hasta ahora, prácticamente en la cabaña casi que ya tenemos el mismo milimetraje que en todo el año pasado. Esperemos que no se corte”, se esperanzó Nicolás.
Con el campo con pasto, más un mercado con precios muy atractivos, se potencian las expectativas para la campaña de venta de reproductores que está comenzando. “Hoy tenemos buenos valores en el ternero, en el novillo, así que esperemos que se pueda ver reflejado también en la venta de los reproductores. Lo que observo es que hoy la gente busca mucho y también tiene muchas opciones para elegir. Hay un muy buen abanico de productos que se ofrecen”, indicó.
“Hay una gran cantidad de oferta, pero sobre todo hay calidad. Así que creo que los reproductores se van a defender bien en las ventas”, agregó. En cuanto a la evolución de la raza, Colantonio no tiene dudas: “Uno ve que día a día y año tras año la calidad va mejorando”.
Una evolución que en Don Nicolás también se ha ido dando con el paso del tiempo. Entonces, el ganadero pone el foco en lo que ofrece la cabaña que fundó junto a su padre hace 12 años y se ha convertido en una marca registrada para la zona.
“Buscamos básicamente un animal que sea muy manso, sobre todo que no haya problemas a la hora de trabajarlo en los corrales. La mansedumbre es una de las características que perseguimos, porque por más bueno que sea el toro, si no lo podés trabajar, si no es manso, no te sirve”, explicó.
“Y después buscamos que sea rústico, un animal de bajo requerimiento, más por la zona en la que estamos, que no siempre abunda el pasto. Entonces buscamos que no tenga que caminar mucho para conseguir la energía que necesita. Y sobre todo preñez, fertilidad”, completó.
En el nombre del padre
La cabaña surgió como un viejo anhelo del padre de Nicolás, de trasladar el trabajo de un rodeo a la mejora genética. “Esto es un poco el sueño de papá. Y arrancamos casi sin querer, buscando mejorar lo que ya teníamos, así empezamos. Para el puro controlado necesitábamos el pedigree y comenzamos a incursionar, a trabajarlo, y a ir aprendiendo todos los días sobre todo. Porque esto es un aprendizaje diario. Y tratando siempre de ir hacia el rumbo que nos pusimos”, dijo.
“Siempre incorporando genética de las mejores sangres para lograr toros, como comenté, de bajo requerimiento, fértiles, rústicos, adaptables a cualquier zona, y sobre todo mansos”, agregó como quien arma un slogan.
Y atrás de ese objetivo y desafío andan los Colantonio, y está claro que van por el buen camino.
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