Un seminario virtual organizado por el INTA puso el foco en la calidad de agua para consumo animal en el sur de la provincia de Buenos Aires y una de las disertaciones, que estuvo a cargo de la técnica Corina Cerdá de INTA Bordenave, hizo foco en el agua que está consumiendo la hacienda en el sudoeste. En una rica charla con Mañanas de Campo, la especialista contó de los resultados que arrojó el relevamiento que viene realizando desde hace varios años. Y sobre todo, destacó la importancia de analizar en forma periódica el agua de cada fuente que hay en los establecimiento.
– La calidad del agua es parte del sistema de producción. Hay aguas que son engordadoras y otras que el animal las consume directamente porque no le queda otra.
– En el estudio que voy a estar presentando -hace varios años que vengo trabajando-, se muestra que a nivel regional, en el sudoeste, un gran porcentaje de muestras presentaron bajo contenido de sales totales. Esto lo que estaría indicando es que el aporte de minerales por parte del agua a la dieta del animal es deficitario y por ende debemos recurrir a una suplementación mineral.
Y tenemos que tener en cuenta además, en el verano, sobre todo cuando venimos de épocas en las que hubo sequía, pudo haber variado esa calidad de agua debido a que las napas bajaron y los contenidos de sal no aumentan. Entonces, siempre es importante antes de ofrecer el agua al animal, analizarla.
– Uno habla del sudoeste bonaerense y hay una diversidad de calidades impresionante. En el caso de Bahía Blanca y su zona de influencia, sabemos que puede haber un déficit de minerales, pero excesos de otros, como arsénico o flúor, por ejemplo.
– Sin dudas, de hecho en este estudio tenemos el resultado de Saavedra y hay una gran diferencia en lo que son los mapas de calidad. Pero a nivel de sales totales, es en líneas generales, en toda la región es deficitaria. Sí lo que pudimos ver en lo toxicológico, que la zona semiárida (Puán, Tornquist, Rosales, Bahía Blanca), los valores van hasta cuatro veces lo recomendable para el animal, en el caso de cloruro y fluoruro, en arsénico no lo vimos tanto.
– También hay que diferenciar qué categoría de animales tenemos en el campo. No será lo mismo si somos invernadores que si somos criadores, ¿Es así?
– Claro, exactamente. Todo va a depender qué categorías tengamos nosotros en ese campo. Una vaca de cría siempre es más tolerante y además debe consumir elevadas concentraciones. Salvo un caso muy puntual en el que tuvimos 7,9 partes por millón de cloruros, en las otras muestras no encontramos valores de ese nivel. Por ahí tal vez necesitas tener el animal muchos años para que se empiece a ver es porcentaje. De hecho, nosotros acá no lo hemos podido comprobar. Hay investigaciones que indican que el flúor en excesivas cantidades es perjudicial, provoca fluido accidental esquelética.
– Cada campo es un mundo y el productor tiene que tomar más de una muestra en los lotes, porque eso le va a permitir hacer un programa de manejo, de cómo ir rotando la hacienda para que la calidad del agua que consuma sea lo mejor posible.
– Así es. Me ha pasado de hacer el relevamiento dentro de un establecimiento con ocho fuentes de agua y una sola da como recomendable. Entonces hay mucha variación dentro del mismo campo. Cada establecimiento es un laboratorio, tiene su distinta calidad de agua.
La recomendación es evitar la suposición de que el agua que tenemos es buena. Si no conozco qué calidad de agua tengo, lo ideal es analizarla. Y el análisis se lo hago a todas las fuentes. Eso te permite después manejar la hacienda en función a las categorías que tengo y a las calidades que tengo.
– ¿En verano suele intensificarse a veces esos cambios de minerales, tanto por baja de napas y concentraciones en algunos minerales?
– Me ha pasado de haber hecho un relevamiento y dentro de las fuentes de agua que dispone ese campo, el sulfato, que es uno de los indicadores que nos determina si es recomendable o no recomendable ese agua para animales, no superaba el valor de referencia, que ronda los 1500 miligramos por litro. Ese muestreo lo habíamos hecho en invierno. Y sabemos que en verano se elevan las concentraciones de sales, entonces esa agua que yo tenía tal vez de regular calidad, ya se me convierte en mala calidad. Por eso, cuando tenemos esos casos, yo le sugiero al productor que haga un monitoreo tanto en invierno como en verano, que se la controle periódicamente.
– La recomendación sería entonces hacer un análisis físico – químico de agua y también a veces se hace un bacteriológico. Porque la misma gente del campo es la que consume esa agua.
– Sí, exactamente. Hoy por hoy lo que sugiero es un físico – químico, y un toxicológico, que no viene mal de vez en cuando hacer floruros, nitratos, sobre todo que han habido casos con exceso de nitratos mortandad de animales. Porque a veces tenés nitrato y en el forraje también lo tenés, entonces se potencia y se puede hacer tóxico y por ende causar la mortandad de animales. Y el bacteriológico también, fundamental.
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