El momento final del año llegó, a la hora de este repaso semanal que nos ha tenido en un año “fácil” podemos decir para quienes tenemos la osadía, de poner en palabras y por escrito, los diferentes cambios, análisis y en el caso personal, una mirada que tiene mucho más de sensaciones que de estadísticas o números, pero que a la vez, siempre terminan encontrándose porque en definitiva estos últimos se construyeron un tiempo antes en esas expectativas generadas.
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Fue un año motivador para el criador, ese que es el que permite que todo exista, es cierto, la cadena es fundamental pero sin el producto base, la cosa no funciona. De hecho, en estos días quienes realizan todos los números, hablan una y otra vez del stock, de lo ajustado que resulta y de la presión que eso genera sobre toda la cadena, invernada, consumo y vientres. Y ese stock, nace de la cría, del que pone el primer paso para el resto de la cadena, por eso, es fundamental que le vaya siempre bien. De ahí nacerán los futuros kilos de un animal de consumo o de exportación. De el saldrán las futuras madres y el es quien se encarga, de las madres del presente.
El feed lot en la argentina tomó protagonismo, porque es quien se realiza gran parte de la terminación de la recría, pero es un negocio cuyos márgenes tienen incidencia muy directa sobre el valor de los granos –hace poco un reconocido nutricionista, dejó la frase: “con granos baratos somos todos feedloteros”-, a la vez, el financiero ha sido parte crucial para los años de inflación, donde la realidad actual, muestra que aquellos que no se basan en números reales, están en serios problemas, ya nada “lava” las ineficiencias o “bicicletas”
El sector frigorífico se “divide” más que nunca cuando este consumo estable permite que los negocios funcionen, pero todos deben sincerar su rentabilidad, su forma de pago, su estándar de calidad y ni que hablar de la exportación, que siempre ha sido una materia pendiente para todos los productores y que sus beneficios, se derramen hacia abajo.
Se viene un año por demás interesante, con buenos valores, con un sector empujando, con un vientre que aún, no tiene la estabilidad en los valores y necesita imperiosamente del factor crédito. Pero toda la cadena, está viciada en “gastos y costos” que son exageradamente elevados para un negocio, llamese compra y venta y sus intermediarios, fletes, gastos administrativos, impuestos y otras deducciones. Hay un nuevo negocio por delante pero la competencia debe ser necesariamente la que comience a sincerar un montón de números, que hoy están por encima de lo que deberían. Cada uno de los sectores, sabrá cuales son, pero esa competencia es tan necesaria como el negocio en sí, lo necesita urgentemente para que estos números tan auspiciosos, sean los que todos reciban en su justa medida.
Se viene el 2026 y habrá grandes desafíos, pero sobre todo para estar a la altura de una realidad que será exigente, tendrá números que solo los que estén al frente podrán capturar y la artesanía, las costumbres y los vicios, serán vistos y se sufrirán casi como una mala praxis, de allí a que la mirada empresarial de cada uno de los establecimientos, será quien permita capturar el máximo provecho.
Feliz 2026 y a no bajar la guardia, lo mejor siempre, está por venir.
Carlos Bodanza para Radio Nacional y Campo Total Web
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