A pocas horas de dejar formalmente su rol de Presidente en la Asociación Argentina de Angus, Alfonso vive horas cargadas de emociones. En un encuentro reciente, rodeado de abrazos y palabras que lo sorprendieron, confesó que se lleva “el cariño de la gente y la tranquilidad del deber cumplido”.
“En estos años viví situaciones con mucha gente que hoy siento como amigos. Y cuando ves esa devolución, entendés que ibas por el buen camino. Los afectos son lo que te mantiene vivo”, resumió.
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Una etapa buena para la ganadería… pero con temas pendientes
Alfonso no oculta su entusiasmo por el presente de la actividad. “Estamos en un muy buen momento, con precios firmes y un gobierno que nos sacó trabas y nos devolvió libertad para trabajar”, dice, recordando los años de restricciones a las exportaciones, inflación asfixiante y llamados para controlar los precios.
Pero también aclara que la postal no está completa:
“Tenemos un viento de cola, sí, pero la ganadería todavía no está donde debería. Nos falta stock, seguimos destetando bajo, y faenamos animales muy livianos cuando podríamos meterles muchos más kilos con recría. Es un desperdicio”.
Sin vueltas:
“La recría es el kilo más barato del negocio, y seguimos sin aprovecharlo”.
Genética, datos y un cambio cultural que todavía cuesta
Buena parte de su trabajo en la Comisión Técnica de Angus estuvo dedicado a impulsar algo que para él es básico: dejar de elegir toros por su fenotipo y empezar a hacerlo por lo que producen, DATOS.
“En un mundo donde la inteligencia artificial ya nos ordena la vida, hay productores que todavía discuten si usar o no un toro porque ‘tiene linda cabeza’”, dice entre risas. “Nos tiene que gustar el animal, sí, pero también tenemos que preguntarnos qué va a transmitir”.
Contundente, enumera: Bajo peso al nacer, más kilos al destete, grasa intramuscular, garantías de información real
“Dos toros con el mismo manejo pueden darte 20 kilos de diferencia en sus terneros. Eso es plata. ¿Cómo no vamos a mirar los datos?”
Lo que viene: trazabilidad, eficiencia y el salto definitivo
Alfonso sostiene que el sector está ante una oportunidad histórica. Con Estados Unidos queriendo cuadruplicar sus compras y una demanda global por carne de calidad, la ganadería argentina “tiene que animarse a dar el salto”.
Habla de caravanas electrónicas, de trazabilidad completa y de un productor que abandone prácticas del siglo pasado: “Los paradigmas tienen que cambiar. No se puede crecer haciendo siempre lo mismo”.
El último recuerdo y una frase que lo define
Cuando se le pregunta qué se lleva de estos años, su respuesta sale sin pausa:
“Me llevo el cariño de la gente. Me llevo saber que trabajé por el bien común, siempre ad honorem. Y que lo importante no es uno, es el otro”.
Antes de cerrar, tuvo un reconocimiento especial para el periodismo del interior:
“Son ustedes los que hacen que el mensaje llegue. Sin ustedes, nada de lo que hacemos llega a la gente. Así que gracias. Y seguí con tus editoriales, que son imperdibles”, le dijo a Carlos, sonriendo.
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