Ver el vaso medio lleno o medio vacío. O entender cómo vamos a hacer para completar la mitad que nos falta. Y que es algo que llevará un proceso y tiempo. Nada bueno se hace de un día para el otro. Hace poco más de una semana, el Gobierno habilitó la exportación de hacienda en pie para faena de consumo, noticia para celebrar por la libertad de mercado, sin dudas.
¿Pero vale el festejo cuando se trata de una medida sin un trabajo previo, sin protocolos, sin mercados, sin tener claro qué buscamos? Hay mucho por hacer antes de poner una pata arriba de un barco o de una jaula.
En una charla con Mañanas de Campo, el doctor Jorge Dillon, ex presidente y director del Senasa abordó la noticia y echó un poco de luz para entender dónde estamos parados y el desafío que tenemos por delante.
“Estoy absolutamente de acuerdo con el decreto respecto a la posibilidad de exportación de ganado en pie. Me parece que va en línea con lo que el Gobierno ya desde el año pasado anunció, que le quitaba atribuciones al Poder Ejecutivo para prohibir o restringir las exportaciones por motivos económicos. Así que en ese sentido no sólo estoy de acuerdo, sino que creo que puede ser un beneficio importante, no muy grande, para aquellos productores que obviamente van a mejorar la competencia por sus productos”, explicó de entrada quien es hoy uno de los grandes colaboradores del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires.
“Acá no solo ya compiten los frigoríficos, sino que se abre la posibilidad de que a importadores de otros países que les interese comprar hacienda para faena, busquen y consigan un mejor precio para el productor”, agregó para dejar en claro su posición inicial respecto a la medida. Para luego sí comenzar con los “peros”.
“Claro que no es fácil el tema. Todo país que va a importar animales de nuestro país tendrá que hacer un análisis de riesgo. En realidad, no hay ningún país en el mundo que quiera importar enfermedades o plagas a través de animales o alimentos o vegetales. Así que definitivamente tienen que hacer un análisis de riesgo asociado a la importación de estos animales”, indicó.
“Y difiere si los animales van directo a faena, o sea, desembarcan en puerto y van al frigorífico, o entran en otro sistema ya de producción de carne, una invernada, y también mucho más complejo si entra la reproducción animal”, agregó.
“Así que el país importador tiene que hacer un análisis de riesgo del país exportador y después también una auditoría. Para hacer ese tipo de cosas se establece un protocolo, cuáles son las cláusulas por las cuales se van a exportar los animales y en qué condiciones, tanto de sanidad animal como de bienestar animal, algo muy, muy importante en todo el mundo, sobre lo que significa llevar animales en pie en barco a otros destinos”, completó.
– Con tu experiencia en Senasa, ¿cuánto tenemos por hacer en tema trazabilidad, estatus sanitario, registros, y demás?
– Muchísimo, muchísimo. Lo más importante es la evaluación del sistema sanitario nacional. Y esto implica a todos los actores, desde los productores, a absolutamente toda la cadena que interviene, y eso es fundamental porque es lo que genera confianza al país para decir bueno: “les creo, ustedes han declarado tener esta y esta enfermedades, vamos a trabajar en función del destino de los animales”. Reitero, puede ser faena directa o puede ser más complejo, producción o reproducción. Y eso implica tomar determinados recaudos que se establecen en los protocolos. Son las exigencias que hacen los países para no contraer enfermedades.
Entonces acá hay que evaluar el riesgo país para hacerla fácil. El análisis de riesgo es un método objetivo y es para justificar qué riesgo tienen las enfermedades asociadas. Cualquier importación de animales, primero, qué condición sanitaria tiene el país. Nosotros vacunamos contra fiebre aftosa, es muy distinto si no lo hiciéramos. Después hay que ver qué tipo de virus, porque Africa o Asia, no creo que lleguemos a esos mercados tan lejos, podrían estar requiriendo determinadas condiciones porque ellos tienen otro tipo de virus, cepa de virus, y así un montón de cosas.
Está claro que es mucho más fácil exportar a faena que a reproducción, porque ahí ya implicaría hacer muchos más análisis para determinadas enfermedades, caso brucelosis, tuberculosis, leucosis, por decir algunas, que implicarían mucho trabajo de campo asociado previo a la exportación.
– Hablamos de una auditoría del sistema sanitario como el aspecto más destacado.
– Sí, todo lo que tiene que evaluar un país que va a importar animales: hace toda una auditoría del sistema sanitario, va a los campos, se fija, ve qué información hemos enviado a la Organización Mundial de Sanidad animal, y establece entonces los requisitos. Obviamente, Argentina pelea por facilitarlos y ellos, en algunos casos también con un poco de picardía y a veces con un poco de suspicacia, establecen condiciones que son las que terminan arreglándose en un acuerdo de protocolo para poder exportarlo.
Yo creo que hay procesos que se tienen que trabajar, esto lleva su tiempo y me parece que es importante que la Mesa de Ganados y Carnes, junto con los gobiernos nacionales y provinciales, se reúna y vea todo el panorama en concreto y decida cómo avanzar a lo largo del tiempo. Esto va a ser algo muy importante para los productores fundamentalmente, pero que mejora la competencia. Para mi gusto no va a ser tan grande el impacto, pero podría hacerlo a lo largo del tiempo y eso es importante.
– Uno dice “me van a dejar exportar, me abren los mercados”, algún frigorífico por supuesto se queja, pero también puede venir la otra, ¿y por qué no me vas a dejar importar carne? En ese caso entraríamos en otro juego sanitario importante.
– Ya lo hemoshecho en Uruguay, hemos importado animales. Existe esa posibilidad entonces, y me parece que está bien, y vale absolutamente. Reitero, todo esto se tiene que ir encadenando y trabajando, porque creo que el Gobierno está haciendo una gran tarea en todo lo que es generar condiciones de previsibilidad de una macroeconomía ordenada, bajando la inflación, pero los tiempos de la noche a la mañana a mí no me gustan y creo que no deben existir. Debe haber algo planificado, algo consensuado con todo el sector, porque hay muchísimas cosas.
No hablo solo de la sanidad animal, está la cuestión higiénico sanitaria de los frigoríficos, la identificación electrónica, asociar eso al número de tropa y garrón en el frigorífico para poder establecer por animal, inequívocamente, qué calidad de carne produjo, qué rendimiento, qué clasificación y tipificación… Hay muchas cosas en las que tenemos que trabajar, como en la evasión fiscal, y por supuesto, en los acuerdos comerciales en el mundo, ya sea bi o multilaterales, para en lo posible bajar los aranceles y hacer más competitiva nuestra ganadería.
Yo creo que si nos ponemos a trabajar en un programa de este tipo a lo largo del tiempo vamos a tener grandes beneficios absolutamente para todo, no solo para los productores, los frigoríficos, sino para nuestra sociedad. Va a generar trabajo, mayores ingresos de divisas, vamos a producir más carne. Creo que por ahí va.
Infosudoeste
