Las perspectivas de una buena cosecha de cebada no son pura espuma. Falta muchísimo, es cierto, pero por cómo ha transitado el cultivo la primera etapa de su desarrollo el panorama viene bien. Y ese escenario se potenció con el golpe de agua que recibió en buena parte del sur bonaerense, su zona núcleo. “Creemos que si el agua acompaña en la primavera va a haber una buena cosecha. Así pinta por lo menos los desarrollos iniciales del cultivo”, aseguró el ingeniero Mario Cattáneo, voz más que autorizada para hablar del cultivo cervecero.
Con una superficie sembrada que ronda 1.200.000 hectáreas, con el mayor porcentaje en el sur bonaerense, el panorama agronómico del cultivo por ahora es alentador. “El desarrollo por el momento es muy bueno, hubo muy buena implantación y las bajas temperaturas acompañadas de buena humedad han favorecido el macollaje. Y eso nos da una perspectiva de un muy buen número de espigas final, un parámetro importante para el rendimiento futuro de la cebada”, explicó el especialista.
“Desde el punto de vista sanitario es un año relativamente tranquilo”, dijo. Aunque advirtió que “se observan manchas en los lotes donde se hizo cebada sobre cebada o en aquellos donde se ha partido de semilla que sanitariamente no ha estado en condiciones adecuadas”.
Ante el buen escenario general que presenta el cultivo en la entrada a la primavera, Cattáneo destacó la necesidad de estar encima de los lotes. “Recomendamos el monitoreo por enfermedades y fundamentalmente en esta época el monitoreo por malezas. Porque así como las condiciones son buenas para el desarrollo de cebada, también lo son para el de las malezas, sobre todo después de estos días que hemos tenido buenas temperaturas y después una lluvia”.
Diferencial cervecero
Habitual seguidor de la evolución del mercado cebadero local e internacional, el ingeniero también dejó un panorama de las perspectivas de precios. “Como en casi todos los granos, hoy los mercados de cebada están muy tranquilos”, indicó. “Las buenas producciones mundiales de maíz están presionando a la cebada forrajera hacia abajo. El trigo está hacia abajo y eso también arrastra a la cebada”, agregó.
“Pero hay que tener en cuenta que hay muy buenas posibilidades para la cebada cervecera. Se mantendría este spread que estamos viendo de 40 a 50 dólares de diferencia respecto a la forrajera. Por eso es importante tomar los recaudos para poder obtener una buena cebada que entre dentro del mercado de cebada cervecera”, explicó.
Por eso, en el final de su intervención en Mañanas de Campo recomendó “estar atentos y tener muy en cuenta la fertilización” para poder lograr cosechar una cebada apta para el malteo.
Manejo
Entonces, Cattáneo le dio pie a otro ingeniero agrónomo, a Gustavo Almassio, para que aborde algunas de las cuestiones de manejo que terminan incidiendo luego en lo comercial debido a las características particulares que tiene el cultivo, que puede ser comercializado con destino para forraje y/o para la industria cervecera.
“En general la recomendación a mis asesorados es no hacer contrato con la industria, pero sí trato de que siembren variedades que tengan buena liquidez de mercado, cebadas que sabés que la compra la mayoría de las malterías”, explicó.
En este sentido, Gustavo indicó que el tema calibre, tan problemático en otros tiempos y habitual motivo de rechazo o descuento a la hora de la entrega en las malterías, hoy no genera tantos dolores de cabeza. “Por suerte ha mejorado mucho el tema de los parámetros de calidad del calibre. Hoy la mayoría de las variedades no tiene problemas, salvo que venga un soplete tremendo, siempre muy tarde”.
Lo más complejo, explicó Almassio, a la hora de definir el manejo del cultivo es lograr el porcentaje de proteína que pide la industria. “Ocurre que podés quedarte corto en la fertilización, porque vos haces un presupuesto de nitrógeno pensando que estás en una zona que puede haber tosca, que pueda rendir menos el cultivo, y de repente la cebada tiene esa característica que de la nada te saca un rendimiento que no esperabas, y sobre todo muy heterogéneo en el lote”, comentó.
“En toda la amplia zona del sudoeste de Buenos Aires y también parte del sudeste con tosca, tenemos micro regiones dentro del lote. Entonces eso hace que aún con todos los parámetros, habiendo hecho análisis de nitrógeno, habiendo hecho bien los deberes, es difícil lograr ese 10 de proteínas, que es el objetivo”, agregó.
“Muchas veces nos pasa que cuando el rendimiento se nos dispara por encima de lo esperado, la proteína cae por debajo del parámetro para que sea considerada cervecera”, completó.
El ingeniero también marcó al momento de la trilla como otro momento clave. “Tiene que ser una cosecha cuidadosa, porque tiene que ser un grano que germine, tiene que tener 95% de PG (peso de grano), y controlar los cuerpos extraños. Y otro tema importante es la humedad. En aquellos lugares donde quieren sembrar soja de segunda, muchas veces se cosecha un poco más húmedo, hay que tener en cuenta el límite de humedad”.
Según las estimaciones y la experiencia que tiene Almassio, esos 40 o 50 dólares que hoy tiene a favor la cebada cervecera de la forrajera “en un rendimiento esperado en cada zona es quizá la diferencia entre tener rentabilidad y no tenerla”.
Por eso es fundamental monitorear los cultivos, estar encima del lote para lograr la mejor cebada posible. “Es un poco más sensible a los hongos que el trigo, en cuanto a cuidados sanitarios. Pero si uno está monitoreando se puede actuar a tiempo porque hay muy buenos fungicidas. Hay que llegar a tiempo lo único”, comentó.
“Si la cebada está buena, teniendo en cuenta que a diferencia del trigo no tiene tanta cantidad de grano por espiga -es importante que haya un buen macollaje como se ha dado este año-, es fundamental cuidar esas hojas para que haya un buen llenado y podamos tener un buen rendimiento con esa calidad”, finalizó Almassio.
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